Querido "lectorado":
Van algunos pensamientos sobre la elección del domingo 7 de junio, y mi voto nulo.
Cabe destacar que yo estoy por el voto razonado, informado y crítico.
No creo en el voto como un acto de fe, o de fans.
El voto es un derecho ciudadano y así como somos responsables de nuestras boletas, la partidocracia tiene también responsabilidades, una de ellas -elemental- es la de informarnos quiénes son sus candidatxs.
No siempre cumplen con este "simple" requisito de publicar los CV de quienes nos van a "representar".
Terrible decir que el retroceso es claro: la izquierda se fragmentó en opciones que tienen vicios -unos partidos peores que otros- y los independientes no son netamente "ciudadanos" -excepto el joven Kumamoto, quien podrá sembrar algo si lo dejan-.
Si se preguntan por su monera escribiente, no soy anulista radical (hubo quien encontró buenos nombres en su boleta, felicidades) y aunque pienso que las elecciones intermedias son un buen momento para la protesta:
1) No hubo un movimiento como tal, y
2) En mi pueblo, que es Mordor, francamente ya ni la hacen. Ningún partido de izquierda mostró trabajo o vaya, existencia, ni sus CV en el feisbuc. Lamentable. Fueron omisos.
¿Merecían entonces que votara -eso sí, bajo protesta, como en 2012- por alguno?
Decidí que nop.
Si la respuesta la buscamos en las elecciones, vamos a esperar siglos.
La respuesta está en la educación y en la formación de ciudadanía. Tenemos -así, en plural- que trabajar en eso -y cada quien desde su trinchera- pues de los partidos no podemos esperar gran cosa, como ya vimos.
Y eso sí, armarnos de paciencia para ver resultados distintos en las elecciones, dentro de años. Quizás "un siglo de estos", quizás antes.
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