Querido "lectorado":
Para esta edición 45, también me ha entrevistado mi querida Lucía Melgar
-coordinadora desde Latinoamérica-, para la sección
"Rompiendo el techo de cristal".
¡Mil gracias! Harto honrada yo.
Cabe destacar que la realizamos unas semanas antes del reencuentro y
mi regreso a El Chamuco.
:)
Cintia Bolio
Derribando al patriarcado a golpe de “monitas”
Generalmente la imagen del techo de cristal nos remite a los límites para alcanzar un puesto de responsabilidad o el cargo que representa la cima de logros y reconocimientos. A veces el techo es más bien un cristal que impide la entrada o una serie de laberintos que obstaculizan el paso en el terreno escogido, cuando éste, por costumbre o prejuicio, se considera “masculino”. Cintia Bolio ha incursionado en un ámbito que en México y en América Latina sigue dominado por hombres: la caricatura y en particular la caricatura política y la historieta.
Cintia, ¿Cómo fue tu inicio en el trabajo de caricaturista?
La caricatura me ha acompañado desde muy tierna edad, la vocación me llegó de manera natural. He sido lectora y dibujante desde que recuerdo, siempre haciendo cartones o cómic para consumo personal y familiar. A la par, desarrollé una conciencia social y crítica desde niña, así fui creando un estilo en el dibujar y en el escribir. Empecé mi vida profesional a los veintiún años, como ilustradora. Cuando inicié como “monera” llegué con una buena formación. Hice mi debut moneril en la revista El Chamuco, en 1996, y desde entonces me he dedicado al humor político, en distintos medios en México y el extranjero, ininterrumpidamente.
¿Encontraste obstáculos al inicio? ¿Cuáles?
Al principio, no. Siempre tengo buen recibimiento por la calidad de mi trabajo. Empecé mi carrera haciendo cartón e historieta opositora, pero al ver que casi no se denunciaba la opresión vivida por la mujer desde la caricatura y el cómic, mi discurso evolucionó de la crítica al sistema político a la crítica al patriarcado en su conjunto. Entonces se dan los obstáculos, me ha pasado en distintos medios, en cuatro etapas:
-Qué maravilla, una mujer.
-Qué maravilla, buen trabajo.
-Ay no, es feminista (y atea, ¡horror!).
-Que te vaya bien, o “el contador ya no quiere pagarte”.
Lo extraño es que algunas de las mujeres de medios han declarado aquí y allá que no hay mujeres en la caricatura.
¿Hasta qué punto en México se puede hablar de machismo entre “moneros”? ¿Cómo se manifiesta?
Sí lo hay, es un gremio de los considerados masculinos, por tradición. No escapa al conservadurismo de siglos de nuestra sociedad, católica. Cabe destacar que el humor es indicativo de inteligencia y, de acuerdo a los roles de género, las mujeres debemos ser sumisas, no pensadoras, no confrontativas, y menos a carcajadas. El humor se sigue considerando propiedad masculina, tabú para nosotras, entonces no soy siempre bien vista por mi discurso feminista. Se da en todos los gremios, pero también tengo colegas y amigos sensibles, entusiastas inclusive con lo que hago.
El machismo del gremio se manifiesta de distintas maneras: en los dibujos, cuando se “mujeriza” a un político u hombre público para insultarlo. En la representación gráfica de la violencia sexual como un chiste o un derecho del hombre. En la cosificación de las mujeres. O, en el plano personal, cuando creen tener derecho a enjuiciarte sobre tu apariencia o comportamiento. En las charlas, en el albur, el acoso, en fin.
Algo positivo puedo decir: dibujar la inequidad, afortunadamente ha invitado a una reflexión, y hay mayor apertura cuando quiero debatir sobre la necesidad de cambiar la manera en que se suele dibujar a la mujer.
¿Te ha sido más difícil obtener reconocimiento por ser feminista y hacer obra feminista?
Yo creo que mi trabajo ha obtenido reconocimiento precisamente por su calidad y por ser la pionera en los temas de género, aunque ir abriendo esta brecha ha tenido un costo alto para mí.
Mi nombre se encuentra entre lo mejor del gremio, pero paradójicamente los espacios no me duran y no cuento con uno desde hace cinco años en medios mexicanos. Esto es más una realidad que una queja, pues me encuentro muy contenta con mi elección de vida y he sido congruente y honesta a pesar de la adversidad.
Llevas 20 años en este oficio, ¿Qué apoyos has tenido a lo largo de tu carrera? ¿Cómo has logrado seguir adelante?
Mi familia ha estado a mi lado de siempre.
Todos los medios que me han publicado, los recuerdo con cariño. Iniciar en El Chamuco me dio un excelente escaparate; publicar en La Jornada, Milenio, El Centro, entre otros. Ser fundadora de “Cartooning for Peace” en la ONU, en 2006, ser invitada a Cartonclub en 2007, y cabe destacar el reconocimiento de España desde 2005, ahora desde con la A.
He seguido dibujando y realizando proyectos gracias al interés de distintas instituciones: el Museo de la Mujer, la FEMU, la UNAM, la Secretaría de Cultura CDMX, el Centro Cultural de España en México, la CDHDF, el Conapred, etc.
Muy agradecida yo. También con el hecho de tener mi “lectorado”, como llamo con afecto al público, y por haber logrado un discurso significativo y urgente desde que la caricatura política se hace en México.
La llegada de internet ha sido generosa, pues el ciberespacio representa una ventana internacional. Publico mi trabajo a través de las redes sociales y mi blog Puras Evas.
¿Qué otras mujeres hay en México y América Latina en este campo?
Cecilia Pego, Maricruz Gallut, Araceli Sollano, Aideé Utrera (México), Marlene Pohle, Ana Von Rebeur, Diana Raznovich (colega en con la A), Lucía Borjas (Argentina), Adriana Mosquera, Elena Ospina (Colombia), Miriam Alonso (Cuba), Vilma Vargas (Ecuador), Lola Sánchez (España), María Centeno, Rayma Suprani (Venezuela)… No son todas, pero sí las que considero mejores y han hecho o hacen política y/o género. De México, van iniciando MaMonera y Carmen Oss.
¿Es igual la situación en México que en otros países de AL o en España?
Son similares, pues se trata de países de tradición conservadora. Yo he tenido la excepción en mis participaciones con España, pues las invitaciones con que me ha honrado expresan un interés específico en mi visión feminista.
Yo creo que la cultura patriarcal y sus roles de género han mantenido a las mujeres lejos de este género periodístico. Hay que derribar muchas barreras y es un fenómeno mundial la presencia reducida de mujeres.
¿Cuáles son tus metas y tus sueños a partir de ahora?
Soy una idealista pesimista con todos los sueños del mundo… algo maltrechos, pero vale la pena seguir soñándolos. Ya expreso algunos en mis trabajos: derribar al patriarcado a golpe de monitas subversivas… lenta, pero un siglo de estos…
Metas, las clásicas, sí. Como autodidacta, estoy en búsqueda permanente. Mejorar el trabajo. Una más, la típica: novela gráfica.
Es bueno seguir al horizonte: llevo veinte años y siento que han sido días. Todavía adoro lo que hago.
¿Qué le recomendarías a alguna joven que quiera incursionar en la caricatura y/o la historieta?
Que no oculte que es mujer. Yo decidí usar mi nombre por varias razones:
1 – Porque me gusta hacer las cosas con nombre y apellido, y sonriente.
2 – Porque estoy por la visibilización de la mujer.
3 – Porque uno de mis trabajos ha sido acostumbrar al público a leer firmas femeninas.
Que tenga vocación.
Que tenga una posición política clara.
Trabajar en el estilo, que es el sello personal.
Que no haga concesiones al patriarcado.
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